miércoles, 6 de julio de 2016

No son horas.

Son la 1:02 de la madrugada.
No sé qué hago aún pegada a la almohada.
Debería estar enredada en las raíces
que esconden bajo ropa los más tristes;
creando nuevos pasos,
nuevas formas de sobrevivir al holocausto.

Debería estar taconeando,
cerveza en mano,
subirme al escenario,
salir sin bragas
y tirarme al puerto;
hacer mias las rotondas.

Debería estar buscando,
y encontrando,
nuevos escondites
en los pliegues de mi cuerpo
algún loco que diga
que le sobra algo de amor
que me meta un poquito
pa' escapar de tanto horror.

Deberías estar tocando mi ventana
a la 1:26 de la madrugada,
romper los barrotes,
quitarte la bandana,
fundirte en mi colchón
y rasgarme las heridas,
mientras yo vivo diez vidas
viéndote moverte
desde arriba.

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