lunes, 20 de marzo de 2017

Hoy te recuerdo.

Me habían hablado de las personas como tú,
llegabas alumbrando la vida
de quien incluso ya tenía luz propia:
la hacías más intensa,
llegaba más lejos con la tuya.

De esa manera descubrí cosas
que permanecían ocultas a mis ojos,
lugares nunca antes conocidos
e ideas que se escapaban de mi saber.

Llegabas ofreciendo tu espalda para portar mis cicatrices,
aquella donde las noches quisieron ser eternas
para verte amanecer y contarle a la luna
tus hazañas nocturnas.

Llegaste y proclamaste
el alto el fuego en mitad de mi guerra civil,
llegaste calmando a las fieras
y avivando fuegos fronterizos,
no querías bombas nucleares contra mí
y reforzaste la seguridad en mi núcleo vital.

Permeneciste en ese núcleo
siendo mis fronteras quienes ahora te protegían
y en un frío día de Diciembre
todo quedó en silencio
tras conocerse la noticia
de que alguien de palacio
había provocado el primer golpe de estado.

Desde entonces mi vida transcurre lenta
preguntándome el porqué
de la peor masacre de mi historia.

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