sábado, 3 de septiembre de 2016

C.

Voy a escribirte en los párpados mi nombre
para que, cuando estés lejos,
aún te acuerdes de mí
y sepas que siempre tendrás un lugar al que regresar.
Que sepas que dónde yo esté,
será también tu hogar.

Tengo un plan malvado
en el que quiero llevar a cabo
que tu felicidad se multiplique por cien
y tus ganas de vivir nunca decaigan.

Tengo un plan malvado
para hacerte sonreír al recordarme, arrancarte las lágrimas y quedármelas yo.
Prefiero inundar mil bares a que se humedezcan tus pestañas.

Tu marcha es planeada
y tu adiós muy controlado,
con un abrazo peligroso
y mis manos a la espalda para evitar pedirte que no me dejes separarme de tu lado.

Te veo arrastrar tus maletas,
tus sueños te llevan ventaja,
aunque ya llevas a uno de la mano;
lo estás cumpliendo, chica.
Esto lo has conseguido tú sola,
con tu esfuerzo y sudor,
con tu ambición y garras.

No llores cuando vayas
llora cuando vuelvas
que allí eres tú,
aunque aquí seamos contigo.

Aquí te esperamos
con rosas en los brazos
y mil momentos por vivir
queriendo saber
qué mujer es la que cruzará esas puertas.

Aquí te esperamos a ti,
a tu alegría
y a que vuelvas a pintar de azul los cielos que dejarás nublados con tu ida.

Aquí te esperamos,
valiente,
atrevida
y con el corazón lleno de vida.

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