miércoles, 27 de noviembre de 2013

maze.

¿Entendéis como es la sensación de saber que no vas a salir de este infierno? ¿De este oscuro lugar al que llamas 'cuerpo'? Habiendo 7.000.000.000 de personas ¿por qué
he tenido que nacer aquí? En este asqueroso, ensangrentado y mutilado cuerpo. En el que las ilusiones se las llevó el viento al expulsar la primera bocanada de aliento
en invierno, y ya no han vuelto. Quizás con el sol, nazcan nuevas o se marchiten y se vayan para siempre.
Estoy sumida en lo que es el peor de los laberintos, el cual no tiene salida, solo puertas y más puertas cerradas por fuera para que se me desangren los nudillos
golpeándolas inútilmente mientras, arriba, viendo este espectáculo como si fuera el mejor de los juegos, con vista panorámica, están todas las personas que alguna vez
me han fallado, que tanto me juraron que me querían y que ahora lo único que les divierte es verme sufrir. Riendo y disfrutando de mi locura incesante y observando
como, poco a poco, la oscuridad se apodera más y más de mí.
En el centro del laberinto está lo que parece la solución a todo esto pero no puedo llegar hasta allí, me es imposible. Siempre hay algo que me impide el paso, que
quiere que siga sangrando y llorando por esta soledad ¿quién haría algo así?
Mi mente, por supuesto. Es la mayor artífice de todo esto. La que peores jugadas me hace y la que mejor se lo pasa.
Me he visto morir aquí dentro, sucesivamente; y cada una de esas veces, el hoyo era más hondo para que me costara mucho más salir a la superficie y seguir luchando
por irme de aquí, por recuperar mi vida. Sí, esa que antes tenía.
Peleo contra mí misma para hacer pensar a todos que nada va mal, que todo me sonríe como siempre pero ¿sabéis qué? el laberinto se está cerrando cada vez más hasta
que solo quedemos yo y una pared.
Para siempre.
Y en ese momento nadie me podrá salvar, ni yo misma.