martes, 24 de diciembre de 2013

Desapareciste en un suspiro.

Nuestro amor era como una canción de Rock 'n' roll: con subidas y bajadas, momentos en los que te dejabas la voz gritándome que me querías y otros en los que nos susurrábamos que ojalá no hubiéramos cruzado palabra ese domingo en la playa hace unos cuantos meses. Pero ¿sabes? nunca me he arrepentido de conocerte porque fuiste tú el que me enseñó a levantarme del asiento, alzar las manos al cielo y vociferar que el mundo era nuestro mientras sonaba tu grupo favorito en nuestro coche. Podíamos pasarnos el día entero recorriendo carreteras por las que nadie circulaba sin tener un rumbo fijo. Tú solo pisabas el acelerador a fondo, creando una nube de humo a nuestras espaldas y cada vez que te preguntaba por nuestro destino, siempre me contestabas lo mismo: 'donde nos lleve el viento, nena'  y así era. Nos adentrábamos en cualquier ciudad como si la conocieras de primera mano y yo te seguía orgullosa de decir que eras solo mío. Me sumergía en tus risas creyendo que en su profundidad  se encontraba mi razón de ser, al igual que al besarte me agarraba a tu nuca como si fuera el borde del más bello de los precipicios. No le teníamos miedo a nada; bueno, tú no le temías a nada, yo solo me escondía detrás de tu espalda pensando que era mejor escudo que cualquier muralla de piedra de los antiguos reinos cristianos. Me protegías de cualquier cosa y yo te lo agradecía con besos y las más sinceras de mis 
sonrisas.
Y como el dicho dice 'todo lo bueno acaba'.  Que pena que el disco llegase a su último acorde de guitarra, que el depósito del coche se vacíe con cada kilómetro recorrido y que nuestro amor terminara con ellos.
Cuéntales qué pasaba cuando la tormenta se cernía sobre nosotros trayendo consigo un lado de ti que jamás me permitiste ver. Y al mismo instante que caía el primer rayo, empezabas a gritarle al cielo, culpándolo a él de tus desgracias, culpándome a mí de tus deudas de juego. Parabas el coche, quitabas la música y echabas a andar por la oscuridad de la carretera dejándome sola escuchando a los búhos ulular a mi alrededor. Andabas y andabas y yo te veía alejarte caminando sobre la línea blanca continua que separaba los carriles y que, luego seria como la línea que nos separó a nosotros: INFRANQUEABLE. 
Te ibas lejos, alegando que que no querías descargar tu ira contra mí, pero, créeme, al irte así cada noche, me hacías más daño que cualquier posible golpe que me hubieras dado. En ese silencio me concienciaba de que todo esto merecía la pena, que los momentos que me habías hecho pasar habían sido los mejores de mi vida y muchas veces conseguía mantener la calma y esperarte. Pero, llegó el día en el que esos instantes de felicidad se convirtieron en recuerdos ya lejos del día de hoy y me cansé. Dios, nadie sabe lo que me arrepiento de haber hecho lo que hice: arranqué el coche gracias al día que pasamos practicando el como hacer puentes a los vehículos. Ojalá nunca me hubieras enseñado a hacerlo 'Nunca sabes cuando lo vas a necesitar'  , recuerdo que me decías cada vez que me negaba a seguir aprendiendo. No debería haberlo necesitado nunca, mi amor, si no te hubieras marchado.
Pisé el acelerador y a los 10 minutos te encontré sentado en la orilla de la carretera, justo detrás de la línea blanca, tan guapo como siempre, mirando a las estrellas, a las mismas que le juraste tu amor por mí mientras sostenías una pistola contra tu sien con determinación. Juro por Dios, que cuando me miraste por última vez y susurraste 'Lo siento, amor mío' no vi en tus ojos más que miedo. Y fue el sonido del disparo y de tu cuerpo desplomándose contra el asfalto lo que me hizo darme cuenta de que, con esa bala, te llevaste todo lo que yo era.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Tan perdida sin ti.


Y cuéntame como puedo salvarme; qué debo hacer para escapar de mi misma cuando tú eras el único que tenía ese poder. El poder de hacerme abrir los ojos y ver la belleza del mundo, oculta en esta cortina de miedos creada de tus idas y venidas, de tus saludos y despedidas. Eras tú el que podía hacerme brillar como la más visible estrella del firmamento con solo caminar a mi lado.
Dime qué haré ahora que no estás, que me has dejado perdida en mitad del sendero que recorríamos en busca de nuestro lugar en el mundo. Parece que me toca seguir caminando en busca de lo que seria de ambos.
Al marcharte hiciste que las rosas plantadas en el jardín de casa se marchitaran como si una nevada hubiera llegado dejando solo el tallo, que sujetaba sus pétalos, convirtiéndolas en las flores más bellas de todo el vecinadario. Lo mismo te pasó conmigo: me convertiste en la más hermosa entre las hermosas, siendo envidiada por las demás mujeres, para luego abandonarme cuando ya me había acostumbrado a tus cuidados, a tus caricias. Y al irte, te lo llevaste todo contigo. Incluso las sonrisas que no te pertenecían. Y dime, ¿qué voy a hacer hoy sin ti? Sin lo que llegó a ser mi mundo. Las pintadas en las paredes con nuestros nombres no las borrará ni la lluvia ácida, porque de esa misma manera te has quedado grabado en mi alma, con permanente y a prueba de balas. Y ¡oh, dios! Como me arrepiento de haberte entregado cada pedacito de mí, sin saber que los utilizarías como razones para alejarte de mi lado. ¿Cómo puede doler tanto cada vez que te veo sonriéndola de la misma forma que me sonreías a mí?
Y me di cuenta tarde que todo el mundo se va y que, cuando quieres hacerte la fuerte, todos conocen tus puntos débiles, pero tú, mi amor, sabías hasta los fuertes. Y siempre me preguntaré como en tan poco tiempo llegaste a conocer cada una de mis manías y que cada una de las meteduras de pata que cometiste conmigo, las enmendaras con ella haciendo que valiese la pena cada segundo que pasareis juntos, convirtiéndote en lo que toda chica quiere. De los errores se aprende ¿no? Parece que yo fui un error para ti pero tú, para mí, fuiste mi mayor y mejor hallazgo.

Why am I alive? I should be dead.

Mi habitación está llena de los trozos de mí que mi alma no ha querido llevarse con ella cuando me abandonó. porque, como dice Platón, el cuerpo es para el alma como la cárcel para el prisionero y la mía ya cumplió su condena. Dicen que el alma nunca se pierde, que es lo bueno de ti y que siempre vive, ¿crees que quiero eso? Ojalá mi alma se muera conmigo porque no quiero que nadie tenga que pasar por lo que yo, cuando ésta tenga que adoptar otro cuerpo para enmendar los errores cometidos en el mío.
A veces solo querría cerrar los ojos e imaginarme que todo esto no está pasando, que vivo en una pesadilla y con el sonido de la alarma, despertaré de este mal sueño. Que el dolor sea un macabro juego de mi pensamiento, que los cortes solo sean las marcas de lo apretadas que llevaba las pulseras y que la sangre solo salga de mí mediante caídas pero, en el fondo, sé que no es así. Que esto no es un mal sueño del que despertaré porque ya vivo en él.
El dolor se hará más insoportable cada día, los cortes se convertirán en cicatrices que luego se cubrirán de más cortes y la sangre bratará de mis brazos como si de cascadas se tratasen. Que ojalá la comida se mantuviera como es debido en el estómago y las ansias de echarlo todo me invadiese cada vez que pruebo bocado. Ojalá todo fuera al revés; es mucho pedir ¿no?
Supongo que me merezco todo esto.
Supones bien.-dijo una voz en lo más profundo de mi mente.
Duele.
Duele que ahora seas tú el que reina en mis pensamientos.  ¿Por qué? ¿Por qué con un solo beso me has llegado a robar no solo la esencia de mis labios si no también las ganas de seguir? Te lo llevaste todo con nuestro último beso. ¿Quién iba a decir que un acto de amor puede acabar con la vida de alguien tan rápidamente? Que algo que te hace sonreír también te haga sumergirte en el océano que crean tus lágrimas.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

maze.

¿Entendéis como es la sensación de saber que no vas a salir de este infierno? ¿De este oscuro lugar al que llamas 'cuerpo'? Habiendo 7.000.000.000 de personas ¿por qué
he tenido que nacer aquí? En este asqueroso, ensangrentado y mutilado cuerpo. En el que las ilusiones se las llevó el viento al expulsar la primera bocanada de aliento
en invierno, y ya no han vuelto. Quizás con el sol, nazcan nuevas o se marchiten y se vayan para siempre.
Estoy sumida en lo que es el peor de los laberintos, el cual no tiene salida, solo puertas y más puertas cerradas por fuera para que se me desangren los nudillos
golpeándolas inútilmente mientras, arriba, viendo este espectáculo como si fuera el mejor de los juegos, con vista panorámica, están todas las personas que alguna vez
me han fallado, que tanto me juraron que me querían y que ahora lo único que les divierte es verme sufrir. Riendo y disfrutando de mi locura incesante y observando
como, poco a poco, la oscuridad se apodera más y más de mí.
En el centro del laberinto está lo que parece la solución a todo esto pero no puedo llegar hasta allí, me es imposible. Siempre hay algo que me impide el paso, que
quiere que siga sangrando y llorando por esta soledad ¿quién haría algo así?
Mi mente, por supuesto. Es la mayor artífice de todo esto. La que peores jugadas me hace y la que mejor se lo pasa.
Me he visto morir aquí dentro, sucesivamente; y cada una de esas veces, el hoyo era más hondo para que me costara mucho más salir a la superficie y seguir luchando
por irme de aquí, por recuperar mi vida. Sí, esa que antes tenía.
Peleo contra mí misma para hacer pensar a todos que nada va mal, que todo me sonríe como siempre pero ¿sabéis qué? el laberinto se está cerrando cada vez más hasta
que solo quedemos yo y una pared.
Para siempre.
Y en ese momento nadie me podrá salvar, ni yo misma.

sábado, 19 de octubre de 2013

Dear friend.

No sé expresar como me siento. No en este momento y, la verdad, no creo que sepa hacerlo nunca pero puedo decir que vivo en una oscuridad continua, de la que no creo que salga jamás.
Llevo mucho tiempo sin sentir lo que es estar bien. Estoy apagada y no tengo una bombilla de recambio que me haga brillar más fuerte que antes, no tengo nada de eso.
Hay veces en las que pienso que nada podría irme peor, pero claro que podría. Podría tener cáncer y estar muriéndome, podría no tener a alguien de mi familia, podría sufrir bullying y que se pasaran los días pegándome y metiéndose conmigo. Pero, en cambio, nada de eso es así: mis padres están felizmente casados, no estoy enferma y no sufro ningún tipo de acoso escolar. Entoncés ¿por qué estás así? Te preguntarás. Pues bien, no lo sé ni yo misma. Podría decir que son por los problemas que hay en casa o porque me odio tanto a mí misma que no es sano y, aunque sé que también es por esos motivos, hay una razón que es la que me lleva a llorar todas las noches y a deprimirme cada día, que me lleva a comer poco y vomitar la cena o a bañar en sangre mis brazos con el filo de la cuchilla. Hay algo que hace que me sienta de esta manera y es la soledad. Parecerá una tontería porque los demás me ven con gente pero no puedo decir que sean mis amigos. En verdad, casi nadie es lo que se dice un amigo porque siempre encuentran la manera de dejarte sola y hacerte sentir tan mal que llegues a desear no haber nacido porque sabes que les iría mucho mejor sin ti, que sufrirían menos. Que yo les haría sufrir menos.
Luego pienso que debería vivir la vida aunque sea sumida en este pozo de amargura y lágrimas. Aunque para gente como yo, el futuro no es difícil de averiguar.
Hoy es uno de mis peores días, en los que siento que sobro en el mundo y en los que me entretengo con cualquier cosa. Como por ejemplo, con la manera en la que mi sombra entrelaza las letras unas con otras mientras escribo. Es bastante bonito.
Ojalá pudiera apartar todo este dolor estúpido. Porque es un dolor la mar de estúpido. El odiarse tanto a si misma, el sentise sola, el obsesionarse con adelgazar, el autolesionarse; todo es muy estúpido y lo sé pero de igual manera lo tengo y me da miedo el cómo estoy y en que puedo llegar a convertirme si no encuentro la manera de parar, de quererme y de aprender que estoy mejor sola que mal acompañada. Ojalá llegue ese día. Créeme, ojalá.
La gente ha ido abandonándome poco a poco, a su antojo y sin preocuparse si me hacían daño. Gente que me prometían que siempre estarían y que nunca me dejarían caer porque caerían conmigo... no están donde prometieron permanecer. Y ahora lo único que puedo hacer es reírme, pero no surge de mí esa risa que tanto necesito. En su lugar me inunda una tristeza que me cala hasta los huesos; peor que el helado frío de Praga.
No tengo a nadie que pueda hacerme ver las cosas como son, no es por nada, es porque si cuento esto a alguien les daría pena y eso es lo último que quiero. Soy demasiado fuerte como para echarme a llorar delante de todos. Irónico, ¿verdad? Una chica que aguanta el tipo delante de todos y luego llora sola en casa. Muy de chica fuerte, sí.
Y además, soy demasiado orgullosa pada que me vean y luego, los tendría encima unos cuantos días ya que después volverían a irse por donde vinieron como si nada hubiera pasado, como si no vieran a una persona de su cercanía que está demacrada de tanto sufrir. A una persona que solo encuentra la paz al ver números bajos en la báscula. A una persona que solo es un cuerpo ya que su alma se cansó de vivir dentro de ella.

miércoles, 28 de agosto de 2013

I'm trying to believe.

¿Os habéis preguntado qué es el amor? Yo no sé como una cosa que hace tanto daño, es tan buscado.
¿No habéis oído hablar de que las mejores cosas son las que llegan sin previo aviso? El amor, quizás, es eso: un accidente que te cambia la vida. Que te puede matar si no es el adecuado o hacer que recorras mil historias y millones de momentos que valgan la pena recordar.
Cuando ves a parejas andando por la calle cogidos de la mano, besándose, te preguntas el por qué tú no estás así. El por qué sigues cogiéndole la mano al viento. Piensa que puedes estar con una persona para que te coja la mano por la calle, te bese hasta dejarte sin aliento y te diga cosas bonitas al oído cada vez que quieras, pero ¿merece la pena desperdiciar ese tiempo con alguien con el que no durarás ni un año por el mero hecho de que no estáis hecho con el mismo fin? El amor es para la gente que se promete. Que se casa. Que envejecen juntos. Para mí, el amor en la adolescencia no existe. Son cuentos chinos para que tengamos la ilusión de encontrar a ese chico/a que nos haga ver las nubes con solo saludarnos o que nos haga perder las bragas con cada 'te quiero' pero, ¿sabéis qué? Esos amores, acaban donde empezaron:en lo desconocido.
El destino no te lo pone tan fácil en el amor. Ni de coña. Quiere que te pares a pensar. Que sufras y que luches. Porque ¿qué ganas cuando consigues algo que te sirven en bandeja de plata listo para comer?

Liars.

-Vamos. Salta. Estamos aquí, no te dejaremos caer.
Cambio de pierna instintivamente mirando bajo mis pies. 30 metros debajo de mí, en el río, se encuentran mis amigos, los mismos que me han dicho que saltase, que no dejarían que me pasara nada. El viento que hay en este saliente del precipicio siempre me ha reconfortado. Lo inspiro hasta llenarme los pulmones de él, cerrando los ojos, dejando que me amase el cabello. Lo expulso a la misma vez que abro los ojos y veo el cielo azul delante de mí, tan impasible como siempre. Burlándose de mi miedo. Sin darme cuenta me he pegado a la pared del precipicio y a los pocos minutos estoy corriendo hacia el borde, preparada para saltar. Pero al llegar, freno, me doy la vuelta y cuento hasta tres.
1.
2.
3.
Y me tiro.
Salto y caigo en un vacío eterno que se prolonga hasta que dejo de gritar y, por un instante, parece que estoy volando hacia Dios sabe donde, mecida por las brisas y acelerada por los arranques ocasionales de viento. Dejo de sentir esa sensación de tranquilidad cuando el agua da contra mi espalda produciendo un golpe hueco. Tan hueco como la caja de una guitarra. ¿Es normal sentirse tan bien, tan feliz, tan relajada minutos antes de morir? Noto como me voy rompiendo poco a poco y como el cielo azul, que antes se burlaba de mí, ahora llora convirtiéndose en negro. Voy a morir. A desaparecer.
Dijísteis que no me dejaríais caer. Mentísteis.
Es lo último que pienso antes de que la oscuridad me engulla.