martes, 11 de agosto de 2015

con una pizca de cariño.

Si quieres
te pinto el cielo de azul
cuando el gris 
no te combine con la felicidad.

Si quieres 
te dejo un poco más claro
que las estrellas se alinean
cada vez que escuchan tus pasos
para deleitarse con tus andares.

Si quieres te hago eterno.
Si quieres nos hago indestructibles;
pero veremos a ver
cómo lo hago conmigo
porque a cada pestañeo que das
la brisa que me llega
me eleva un poco más
y el golpe puede ser mortal
si dejas de mirarme.

Si quieres,
y,
solo si quieres,
te escribo la ristra de versos
más bonita jamás escrita
solo por tenerte
mirándome como si de mi boca
salieran melodías;
y es normal que me mires así
cuando alabo cada una de tus pecas
como si formarán el camino a mi locura
lleno de curvas,
engañoso
y aventurado.

Si quieres
le digo a Sabina que nos cante
y a Shakespeare que nos cuente
rogando por tener un final 
más decente que
ese tal Romeo
y una tal Julieta.

Si quieres
nos tumbamos en la cama
desnudos
y observamos el gotelé del techo
justo antes de rozarlo 
con la yema de los dedos.

Si quieres
nos podemos querer
un poquito más.

domingo, 9 de agosto de 2015

Hacia delante.

Se supone
que nos enseñaron,
al menos a mí,
a luchar contra viento y marea,
a romper toda lógica
con nuestra locura,
a escalar hasta lo más alto
y lanzarnos al vacío
para sentirnos más llenos.

Se supone
que romperíamos cualquier ley
ya sea de la física
o psíquica,
volvernos locos solos
y cuerdos juntos.

Nos dijeron 
que no viviéramos
presos del reloj,
que quien marca el tiempo
eres tú
que puede ser tu día cada noche
y pueden hacer
de tu madrugada
un atardecer.

Romper las ventanas
nunca sonó tan bien
que cuando sabíamos
que no había rejas detrás;
y,si las hubiera habido,
las habríamos partido.
He aprendido que la libertad
no se consigue por estar solo
sino por no depender de nadie.

Quebrantemos las normas
que nos metan en prisión
y hagamos huelgas;
escapemos de ésta
y sigamos en las calles,
que el poder es nuestro
no de los de arriba;
que se escuchen nuestros gritos,
que la revolución está aquí,
que somos nosotros
y en la punta de la lengua
notamos
el sabor de la victoria.

No hay mal
que por bien no vengan,
o eso dijo mi padre,
y si mil montañas
tenemos que sobrepasar,
para mil y una tenemos fuerza.

Me enseñaron a no rendirme,
a pintarme la cara
cual indio bravo
listo para luchar.
Que pueden venir
cientos de militantes
que con piedra y lanza
les hago frente.

Nos han inculcado 
que el marchitarse 
solo es por fuera,
porque por dentro
puedes renacer 
una y otra vez
como la más bella rosa.

Se supone
que nos enseñaron,
al menos a mí,
que estos dos días
que nos quedan
se han de recordar 
cuando vayamos por el tercero,
no que nos recuerden
porque nos olvidarán,
sino 
que los recordemos
como nuestros
días de gloria.